Nuevos estudios confirman lo que sabían los antiguos persas: el alcohol puede ayudarnos a resolver problemas
Hace poco almorcé con un hombre de una gran empresa tecnológica y una mujer en el negocio de las revistas quienes dijeron algo extraordinario cuando el camarero nos preguntó si queríamos ver la lista de vinos: “Sí, por favor”.
Hacía tanto tiempo que no veía a nadie beber nada más extravagante que agua con gas en un almuerzo de negocios que me tomó un instante para procesar la idea y otro para exclamar que, por qué no, yo también quería una copa.
Caminé de vuelta a la oficina sintiéndome satisfecha conmigo misma hasta que me senté a escribir un correo electrónico sobre un publicista fastidioso, que por error casi le envié al hombre mismo.
No obstante, la semana pasada encontré una investigación que sugiere que hay ciertos beneficios de trabajar mientras estás ligeramente borracho.
Un experimento estadounidense reportado en el Harvard Business Review mostró que cuando 20 jóvenes bebían suficiente vodka con jugo de arándano para elevar sus niveles de alcohol en la sangre a casi el límite legal de 0.08 por ciento, podían resolver una serie de acertijos lingüísticos mejor y más rápidamente que 20 otros que estaban sobrios.
Los acertijos no se asemejaban a los problemas que yo tengo que resolver en el trabajo. Pero según uno de los investigadores que diseñaron la prueba, Andrew Jarosz, los resultados apoyaban la idea de que estar levemente embriagado podría impulsar la creatividad porque entorpece nuestra habilidad para enfocarnos.
La noción de que pudiera haber algo positivo sobre estar medio borracho en el trabajo suena tan opuesto a las modernas teorías de gestión que llamé al Sr. Jarosz para ver si él creía que existían trabajos — incluyendo el mío — que pudieran beneficiarse de más cócteles negroni a la hora del almuerzo.
Tristemente, él opinó que no creía que los hubiera. “Hasta cierto punto todo trabajo requiere cierto enfoque”, dijo. Y aunque todos también tienen momentos cuando perder el enfoque podría ser útil, “la mayoría de las veces no debes estar bebiendo el trabajo”.
¿Pero será posible que la sobriedad ha ido demasiado lejos? Yo he contemplado esta pregunta cuando el Financial Times invita a una persona importante a un almuerzo con la junta directiva, donde siempre se ofrece una copa de algún vino bastante decente. No recuerdo la última vez que alguien haya aceptado.