Por: Huascar de Peña Lizardo
Corrupción fronteriza, transculturizacion peligrosa e invasión pacífica.
Como costumbre y rancia estrategia tiene el gobierno actual, jugar con el tema de las deportaciones masivas de inmigrantes haitianos, y obviamente de otras nacionalidades. Pero entre titulares y titulares nuestra nación se desangra y se enfila rumbo a un deterioro progresivo de su identidad.
La corrupción en la frontera es una rutina diaria y muy lucrativa a sectores militares, empresariales, y políticos que no les interesa la REPUBLICA DOMINICANA, porque sus hijos estudian fuera del país y sus inversiones en el extranjero están aseguradas.
Detrás de cada delito fronterizo como: contrabando de mercancías, narcotráfico, plantaciones ilícitas, trata de personas, invasión ilegal, falsificación de documentos, contrabando de productos agropecuarios, tráfico de armas ilegales, tráfico de órganos humanos, queda una secuela de daños irreparables.
Pero que tal si hablamos de la transculturización insconciente: cultura violenta, problemas de sanidad, fusión de ritmos autóctonos, pestes y plagas, confusión idiomática, rituales sangrientos , ritos satánicos con vidas inocentes, confusión religiosa, entre otras agresiones irreversibles a nuestra patria, heredada de Duarte, Sánchez, Mella y Luperon.
Resta dejar esta pregunta al ciudadano presidente
¿Sus nietos y bisnietos le agradecerán a usted haber heredado una República Dominicana más violenta y sangrsangrienta, una nación fusionada, una patria esclava y servil, una bandera pisoteada, humillada y mancillada?
