SANTO DOMINGO.- La situación social, económica y política de Haití sigue deteriorándose, con la ocurrencia cotidiana de desórdenes callejeros, huelgas, tiroteos provocando un estado de tensión que es responsable del cierre de empresas y que ha puesto en peligro la propia presidencia de Jovenel Moise, el elegido en 2017 para un período de cinco años.
Una situación difícil que debe preocupar seriamente a la República Dominicana, toda vez que ello presiona, en muchos renglones, la seguridad, la economía y la convivencia social del país.
El estado de las finanzas públicas ha llegado a niveles tan catastróficos que no permite que el gobierno pueda pagar los salarios de funcionarios públicos, incluyendo los de la policía y los maestros. La crisis ha llegado a niveles que muestra incapacidad del país para crear las condiciones necesarias para movilizar la inversión privada nacional y extranjera y, por tanto, poder generar niveles aceptables de crecimiento económico y empleos.