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La angustia de los obreros en China, obligados a dejar de trabajar

Hu Aihua había ido a pasar el Año Nuevo chino con su familia pero a causa del coronavirus fue confinado y no pudo volver a trabajar a su fábrica, igual que gran parte de los 290 millones de trabajadores migrantes del país bloqueados por las cuarentenas y las restricciones de circulación.

Los trabajadores migrantes, verdadero motor de la industria y los servicios en China que vienen del campo para trabajar en la ciudad, suelen retornar a sus regiones de origen en las vacaciones del Año Nuevo lunar.

Las vacaciones, ampliadas debido al virus, han terminado teóricamente desde hace tres semanas, pero en un país paralizado por la epidemia muchos no han podido reintegrarse a sus empresas, comprometiendo la reanudación de la actividad.

Hu Aihua, de 39 años, ya no puede abandonar su pueblo del Hubei (centro), la provincia que fue el epicentro de la epidemia y que está confinada desde fines de enero debido a un severo cordón sanitario.

la familia de Hu, sometida a un draconiano confinamiento, solo puede comprar bienes de primera necesidad a través de pedidos por teléfono al representante del barrio, según confía a la AFP.

«Sigo recibiendo mi sueldo entero, pero eso no va a durar. Si nuestro jefe no tiene ingresos, ya no podrá pagar a tantos obreros», se inquieta Hu.