La tendencia de la temperatura a largo plazo es mucho más importante que la temperatura de cada año y esa tendencia es al alza, manifiesta Petteri Taalas, secretario general de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
Los 20 años más cálidos de los que se tienen datos, se han registrado en los últimos 22 años. El ritmo del calentamiento en los últimos cuatro años ha sido excepcional, tanto en la superficie terrestre como en los océanos, expone.
La Organización Mundial de la Salud señala que las temperaturas extremas del aire contribuyen directamente a las defunciones por enfermedades cardiovasculares y respiratorias, sobre todo entre las personas de edad avanzada.
Los niveles de polen y otros alérgenos también son mayores en caso de calor extremo. Pueden provocar asma, dolencia que afecta a unos 300 millones de personas. Se prevé que el aumento de las temperaturas que se están produciendo incremente esa carga, añade esta entidad.
No obstante, las temperaturas no son, sino una parte del problema. En 2018 los fenómenos meteorológicos extremos y de efectos devastadores afectaron a numerosos países y a millones de personas, y tuvieron graves repercusiones para las economías y los ecosistemas, destaca Petteri Taalas.
De igual modo, la OMS recuerda que el nivel del mar está aumentando, los glaciares se están fundiendo y los regímenes de lluvias están cambiando. Los fenómenos meteorológicos extremos son cada vez más intensos y frecuentes.